quinta-feira, julho 08, 2004

Histórias para crianças...

El Sol y la Luna

"Supongo que todos nos preguntamos porque el sol sale de día y la Luna de noche.


La Princesa Luna cada vez se sentía más triste y aburrida. Nada la hacía reír y su corte de estrellas no sabían que hacer o decir para que no se sintiera tan abatida.

- ¿Pero que te ocurre, por que no nos lo dices?- Le pregunto la Constelación de Orión.

- Ay, no lo sé- respondía Luna y se sumía en un profundo silencio.

- Quieres que te haga un té, que te prepare unos bizcochitos-

- No, no si no tengo ganas de nada. Solo quiero estar sola.-

Cuando al fin se quedo sola se tendió en su cama y se puso a llorar desconsoladamennte.

Tenía tantas ganas de conocer el amor y nadie la entendía. Pero es que no había nadie en todo el reino que la hiciera feliz.

- Así no podemos seguir, todos sabemos lo que le ocurre a la Princesa, hay que buscar algún príncipe para que nuestro reino pueda seguir adelante. Ella es el futuro y necesitamos a algún príncipe apuesto para que reine junto a Luna.-

- La única solución en enviar mensajeros a todos los reinos del universo. Y no solo como hemos estado haciendo hasta ahora que solo buscábamos en reinos colindantes.-

Así lo hicieron y las grandes estrellas partieron en un viaje hacia lo desconocido en busca de ese príncipe.

Pasado un año empezaron a llegar los mensajeros con los príncipes que habían encontrado y conforme llegaban iban siendo recibidos en audiencia por el rey y la reina.

La princesa desde otra sala observaba a los príncipes y cada vez su disgusto era mayor ya que ninguno le convencía lo más mínimo y eran rechazados.

Cuando ya había perdido todo interés, entró un príncipe rubio que resplandecía toda la sala, la princesa se quedó impresionado al verle y se enamoró al instante. Entonces puso todo el interés en ver que hablaba con sus padres:

-Majestad, me llamo Sol y vengo de un pequeño sistema Solar, donde doy luz a nueve planetas.

- Bienvenido, y es una pena que hayas venido de tan lejos, pero es que buscamos algún príncipe de alta alcurnia. ¿Y vos que le podríais ofrecer a mi pequeña?

- Yo lo único que le puedo ofrecer es amor y el abrazo cálido de mis rayos. Además tendrá el cariño de mi principal planeta.

- ¿Y sois el único que dais calor a ese sistema?

- Si, Majestad yo soy la única estrella que ilumina mi reino.

- Papá, Mamá, puedo hablar.

- ¿Qué queréis hija?

- Creo que ya he elegido a mi príncipe. Elijo a Sol.

- Pero, es un reino muy pequeño. No serás feliz.

- Y tu que sabes, Papá. Creo que seré feliz a su lado. Por favor presentádmelo.

Los reyes pese a su opinión contraria así lo hicieron. Y estuvieron hablando durante mucho tiempo y con el tiempo se fueron conociendo más y más hasta fijar la fecha de la boda.

- Tienes que pensarte bien si quieres estar conmigo. Yo sé que te quiero. Pero en mi reino debes trabajar duro. Es muy pequeño y todo el trabajo lo hago yo. Yo ilumino a cada uno de los planetas de mi reino y tu tendrás que hacerlo por la noche a uno de ellos.

- No te preocupes por mí. Quiero estar a tu lado y resplandecer cada noche con tu luz para que los habitantes de ese planeta tan bello del cual me hablas me vea y pueda guiar a los viajeros que caminen a esas horas.

Así lo hicieron y después de la boda se trasladaron al Sistema solar y desde entonces el Sol ilumina de día y la Luna refleja la luz de Sol por la noche.

Son muy felices con el paso de los tiempos aunque solo se ven unas pocas horas al amanecer cuando ambos se cruzan en el camino. Allí se miran y en sus ojos se ven todo el amor que se profesan.


Fin"

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